Exalten a Dios con sus gargantas, Y espadas de dos filos en sus manos,
Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba;
їNo es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;
lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,