Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.
їY por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?
Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.
Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y retenido será con las cuerdas de su pecado.
Él morirá por falta de corrección, Y errará por lo inmenso de su locura.
їNo sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.