Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.
Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,
Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,