Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos;
No conviene al necio la altilocuencia; ¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.