Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás.
Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas.
Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.
Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes.
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.