Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo.
En cuyas manos está el mal, Y su diestra está llena de sobornos.
Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, їcuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.