que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.
Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar.
Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante.
Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas estarán todas las bestias del campo,