Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, Con tu gloria y con tu majestad.
En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Tus saetas agudas, Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino.
Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos; Desde palacios de marfil te recrean.
Hijas de reyes están entre tus ilustres; Está la reina a tu diestra con oro de Ofir.
Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
Y deseará el rey tu hermosura; E inclínate a él, porque él es tu señor.
Y las hijas de Tiro vendrán con presentes; Implorarán tu favor los ricos del pueblo.
Levantaos, subid contra una nación pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas ni cerrojos, que vive solitaria.
De aquí a muchos días serás visitado; al cabo de años vendrás a la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los montes de Israel, que siempre fueron una desolación; mas fue sacada de las naciones, y todos ellos morarán confiadamente.
y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.