Jehová Señor, potente salvador mío, Tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla.
Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí.
Oscuro más que la negrura es su aspecto; no los conocen por las calles; Su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo.
Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; їcómo, pues, viviremos?
Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.