No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto,