Entonces resonaron los cascos de los caballos Por el galopar, por el galopar de sus valientes.
Sin delito mío corren y se aperciben. Despierta para venir a mi encuentro, y mira.
Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.
Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de Efraín.
Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.
Del estruendo de la caída de ellos la tierra temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo.