y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron.
El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata.
Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.
Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;