Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.
Prosperan las tiendas de los ladrones, Y los que provocan a Dios viven seguros, En cuyas manos él ha puesto cuanto tienen.
Mas yo hablaría con el Todopoderoso, Y querría razonar con Dios.
їPor qué viven los impíos, Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
Su descendencia se robustece a su vista, Y sus renuevos están delante de sus ojos.
Sus casas están a salvo de temor, Ni viene azote de Dios sobre ellos.
Sus toros engendran, y no fallan; Paren sus vacas, y no malogran su cría.
Salen sus pequeñuelos como manada, Y sus hijos andan saltando.
Al son de tamboril y de cítara saltan, Y se regocijan al son de la flauta.
Pasan sus días en prosperidad, Y en paz descienden al Seol.
Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, Porque no queremos el conocimiento de tus caminos.
їQuién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? їY de qué nos aprovechará que oremos a él?
Los montes llevarán paz al pueblo, Y los collados justicia.
Juzgará a los afligidos del pueblo, Salvará a los hijos del menesteroso, Y aplastará al opresor.
Te temerán mientras duren el sol Y la luna, de generación en generación.
Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; Como el rocío que destila sobre la tierra.
Florecerá en sus días justicia, Y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna.
Dominará de mar a mar, Y desde el río hasta los confines de la tierra.
Ante él se postrarán los moradores del desierto, Y sus enemigos lamerán el polvo.
Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.
Todos los reyes se postrarán delante de él; Todas las naciones le servirán.
Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra.
Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.
Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos.
Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron.
Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.
Entregaré asimismo toda la riqueza de esta ciudad, todo su trabajo y todas sus cosas preciosas; y daré todos los tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán y los llevarán a Babilonia.
Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.
Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; їpor qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él,
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.