Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
Porque yo sé que me conduces a la muerte, Y a la casa determinada a todo viviente.
Porque tus siervos aman sus piedras, Y del polvo de ella tienen compasión.
y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.