Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí;
y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.
Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas, bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto.
Entonces Judá dijo a sus hermanos: їQué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte?
Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él.
Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto.
Y si estuvieren prendidos en grillos, Y aprisionados en las cuerdas de aflicción,
Él les dará a conocer la obra de ellos, Y que prevalecieron sus rebeliones.
Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.
El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído.