Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová, Por el soplo del aliento de tu nariz.
Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes.
Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende; Toca los montes, y humeen.