Y Labán le dijo: Ciertamente hueso mío y carne mía eres. Y estuvo con él durante un mes.
Yo os ruego que digáis en oídos de todos los de Siquem: їQué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra.
Vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo: Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos.
Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,
porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.