Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán.
Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: їPor qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.
Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.