Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.