Todos éstos, escogidos para guardas en las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados por el orden de sus linajes en sus villas, a los cuales constituyó en su oficio David y Samuel el vidente.
Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios.
Y cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová.
Y repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de carne, y una torta de pasas.
Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel:
Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf sonaba los címbalos.
También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.
Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos:
Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras.
Cantad a él, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas.
Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente.
Haced memoria de las maravillas que ha hecho, De sus prodigios, y de los juicios de su boca,
Oh vosotros, hijos de Israel su siervo, Hijos de Jacob, sus escogidos.
Jehová, él es nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra.
Él hace memoria de su pacto perpetuamente, Y de la palabra que él mandó para mil generaciones;
Del pacto que concertó con Abraham, Y de su juramento a Isaac;
El cual confirmó a Jacob por estatuto, Y a Israel por pacto sempiterno,
Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, Porción de tu heredad.
Cuando ellos eran pocos en número, Pocos y forasteros en ella,