Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción se apoderan de mí.
Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Así cantaré tu nombre para siempre, Pagando mis votos cada día.
Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.