Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: їQué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.
Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!
pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.
Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.