Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.
También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro.
pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.