Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.