En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
їAcaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?
Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.